Cada vez que te veo acercarte, cuando distingo tu sonrisa entre la multitud, cuando me miras y el resto del mundo desaparece, cuando oigo tu voz y se me ilumina la mirada, cuando estoy solo pero toda mi ropa huele a ti, cuando me acaricias, me abrazas, cuando me coges de la mano como si fuera lo más importante del mundo, cuando me apartas el pelo y hasta cuando creo que estás enfadada y tiemblo de miedo, en esos momentos, por una razón ilógica fuera de los límites de los razonamientos lógicos, la gravedad disminuye poco a poco a mi alrededor y mi cuerpo se despega del suelo sin querer, al principio me pasaba a veces, unas veces sí y otras no, pero es que ahora... nunca rozo el suelo, porque cada vez que pienso en ti vuelo.
- Necesitaba hablar contigo.
- ¿Conmigo? ¿Por?
- Nada es lo mismo.
- ¿Nada es lo mismo? ¿Desde cuándo?
- Desde que lo dejamos. Bueno, nunca lo hemos dejado, confío en no hacerlo nunca tampoco. Pero es una expresión bastante exacta.
- ¿Exacta? Explícate… ¿Dejarlo cómo?
- Dejarlo de lado. Existen tantos problemas que solo vemos de lejos, y que en vez de ir a buscarlos para solucionarlos, nos dormimos, y dejamos que se acerquen. Cuando abrimos los ojos se han hecho demasiado grandes.
- ¿Cómo quieres solucionarlos?
- Ya no lo sé. Pensé que agarrados de la mano y demostrando nuestro amor… Pero a la contra de lo que pensaba, que todo así sería más fácil, al contrario de eso... todo ha salido del revés. Solo he perdido aquello que tanto me gusta.
- ¿El qué?
- Eso.
- ¿El qué? No te entiendo.
- Eso. No tiene más, no es nada que puedas tocar, es algo abstracto. No tiene forma ni color. Pero tiene tu olor. Es ese conjunto de aún después de tanto tiempo, seguir poniéndome nervioso al verte. Yo no dudo, ni de lo que yo quiero ni de lo que tú quieres. Tampoco he dejado de quererte ni un segundo. Por eso me extraña toda esta situación.
- Por una vez, te contaré la verdad. Por una vez, sacaré lo que llevo dentro. Todo lo que piensas tú, llevo pensándolo yo mucho tiempo. Solo que no he tenido el valor suficiente para afrontarlo. Tal vez pensé que eran cosas mías y que tú no pensarías lo mismo. Pienso que la única forma de combatirlo es demostrando nuestro amor. Pero hay que derribar algo antes. Y es lo que tú has hecho… y te lo agradezco. Teníamos que tener claro los dos que teníamos un problema. A partir de ahí, es recuperarlo. Tengo claro que después de todo lo vivido, ni loca me arriesgo a perderte. Perderte a ti, sería lo peor que me podría pasar. Sería una locura, sería como tirarme desde un acantilado. Lo más seguro que tengo en este mundo, es que te quiero. Es que estaremos juntos siempre. Es que estaremos juntos más que siempre. Es que nunca te dejaré de querer.
- Oye...
- Si es que tú vuelves a sentirte nervioso, yo ahora no puedo seguir de pie sin tambalearme.
- No caigas sin mí, no intentes hacerlo. No te doy ni tan siquiera la oportunidad.
«En la jungla social de la existencia humana uno no puede sentirse vivo si no retiene un sentimiento de identidad», escribió Erik Erikson. Será por eso que, cada vez más, parecemos una marca publicitaria.
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